Paseo Virtual


Deporte

Videos 2

Visitas

Lo mas leido

TIMELAPSE

zarraclaca On Tuesday, September 13, 2005


Si hay un edificio que llame poderosamente la atención llegando a Marchena es San Agustín. Todo en este edificio hace que nos preguntemos, qué hace ahí, quién lo levantó. Piedra al servicio del poder y la gloria eterna, con vocación de pirámide. Después de cuatro siglos sigue cumpliendo su función. El monumento funerario de Manuel Ponce de Leon, responde a todas nuestras incógnitas.
Don Manuel era apenas un niño cuando la ciudad de Nápoles se levantó contra su padre Don Rodrigo (Virrey desde 1646 a 1648). Don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV. destituyó al Duque de arcos y nombró nuevo virrey al conde de Oñate. Así acabó la aventura europea de los Ponce de León.
De vuelta a su tierra natal le esperaba una formación austera como canónigo de la catedral de Sevilla. Sin embargo su destino fue heredar el Ducado, tras la muerte del hermano mayor. No estaba preparado para ello, pero ya habían planeado para él una boda de altura. Se casó en 1666 con la portuguesa Guadalupe de Láncaster Duquesa lusa de Aveiro (1630-1715), escritora, pintora, mecenas de artistas y cientificos.
Pero Manuel había sido educado para ser un clérigo y el matrimonio fracasó. Manuel se reafirmó levantando una iglesia que resumiese la grandeza de su familia y linaje. Destinó fondos de otras importantes empresas al nuevo templo que tardó tres siglos en construirse, cuya zona mas antigua es el claustro. La iglesia sería finalmente bendecida a mediados del siglo XVIII.
Se contrató a los más destacados artistas castellanos, tendiendo en mente un proyecto similar al de El Escorial. El cantero Bartolomé Zúmbigo maestro mayor de obras de la Catedral de Toledo, visitó las obras en 1680 y dibujó las trazas de la iglesia. Decidió combinar materiales como el ladrillo, típico de la tradición local, con la cantería. Su alumno Alonso Moreno se encargó del proyecto a partir de 1682.
En 1692 el arquitecto toma medidas del hueco del altar mayor para encargar al napolitano Luca Giordano un lienzo de gran tamaño para el altar. Sin embargo, Don Manuel no viviría para ver concluída su obra, pues murió al año siguiente a falta de rematar el cuerpo de campanas, esculturas en las hornacinas de la fachada y los remates de las torres y gran parte del interior. Su viuda, antepuso otros proyectos al del templo. Ella fue enterrada en el monasterio extremeño de Guadalupe.
En la zona del coro llama la atención un lienzo de San Agustín que podría ser un auténtico Ribera. El pintor gozó de la protección de los virreyes, que le fueron adoptando como pintor de cámara. En 1616 Ribera se traslada a Nápoles el Duque de Osuna, tambien virrey le encagra El Calvario de la Colegiata de Osuna de gran éxito. Ribera adopta como alumno a Luca Giordano y lo introduce en la corte madrileña. Pocos años despues el Duque de Arcos ocupa el cargo de virrey. El cuadro de San Agustín, una vez restaurado y convenientemente estudiado, podría ser la respesta a dicho enigma.
Llama la atención la influencia indígena americana de las yesería. Fueron concluidas en 1649 bajo el encargo de Guadalupe de Láncaster, aportó considerables fondos económicos para la exploración de California por influencia de su amistad con el cosmógrafo jesuíta Francisco Kino según Herbert Eugene Bolton. Otros autores opinan que se trata más que una interpertación popular de los alarifes locales sin ninguna influencia iberoamericana.
No hace muchos años, en la preparación de una exposición artística se encontró con gran sorpresa un libro de himnos luterano hecho en 1872, decorado a mano, con el escudo de la primera República Española. El libro entró por derecho propio en el selecto club de las rarezas y su precio, en caso de venta, podría haber sido bastante elevado. Las librerías de los conventos marcheneros serían “fastuosas” por las numerosas donaciones de los Duques de Arcos.